El mundo entero se encuentra perplejo al intentar entender cómo Hamás, el grupo palestino que ostenta el control de la Franja de Gaza, logró infiltrarse en 22 ciudades y bases militares pertenecientes a Israel, secuestrando a numerosos civiles y soldados. Este sorprendente acto no solo dejó a su paso una lamentable cifra de víctimas, sino que también plantea serias interrogantes sobre la preparación y capacidad defensiva de Israel. ¿Cómo fue posible que, con una maquinaria de inteligencia tan avanzada y reconocida a nivel mundial, Israel no previera este ataque?
Hamás, cuyo nombre completo es Movimiento de Resistencia Islámica, no es una entidad aislada. Esta organización paramilitar mantiene alianzas con países como Afganistán, Irán, Catar y Siria. Esta red de relaciones les provee la infraestructura, capacitación, medios y recursos necesarios para llevar a cabo tácticas militares sofisticadas, tanto defensivas como ofensivas.
Si bien las agencias de inteligencia israelíes gozan de renombre global, se suele pasar por alto el hecho de que Hamás también posee su propia red de inteligencia. Además de ello, cuentan con una fuerza estimada de 15.000 combatientes altamente entrenados y fervorosamente motivados. Sumado a esto, la vasta red de simpatizantes de Hamás que colabora en variadas capacidades y funciones, incrementando significativamente su alcance.
Un ejemplo concreto de sus capacidades se evidenció el sábado 7 de octubre, cuando Hamás emuló la estrategia de la película "The Last Castle" (La última fortaleza). Parecían tener datos detallados sobre las posiciones y estrategias de las fuerzas defensivas israelíes.
Otra pregunta que surge es: ¿Por qué Israel no toma una acción inmediata en la Franja de Gaza? La respuesta es multifacética: hacerlo implica un alto riesgo. Una intervención mal gestionada podría resultar en numerosas bajas, tanto militares como civiles. Además, podría provocar desplazamientos masivos, tensiones diplomáticas, sanciones económicas, y una mayor radicalización de actores políticos con ideologías extremistas. Asimismo, países vecinos podrían aprovechar la situación para avanzar sus propias agendas geopolíticas.
En resumen, algunos analistas sugieren que la ofensiva de Hamás podría ser una reacción a los progresos diplomáticos entre Israel y Arabia Saudita. Es imperativo que ambas partes encuentren una solución duradera y equitativa, para así terminar con el ciclo de violencia y asegurar un futuro de paz y prosperidad para israelíes y palestinos por igual.